Mariana Stjerna (25 de marzo de 1921 – 4 de mayo de 2023) es una canalizadora sueca muy respetada y autora de libros espirituales. Ya desde la infancia era psíquica y tenía un profundo sentimiento por la naturaleza y los elementales.
En sus cinco novelas espirituales publicadas internacionalmente inspiradas por Jan Fridegård (On Angels’ Wings, Time Journey to the Origin and the Future, The Bible Bluff, The Invisible People y Mission Space) se revelan conocimientos y sabidurías ancestrales en un estilo entretenido y sin esfuerzo. La novela Agartha – The Earth’s Inner World (Agartha – El Mundo Interior de la Tierra), que rompe paradigmas y da que pensar, inspirada por el ex canadiense Timothy Brooke, es quizás el mejor ejemplo de la escritura de Mariana en su máxima expresión.
Contenido
1. Salvado por Seres de la Tierra Interna
2. Agartha — Un Paraíso Dentro de la Tierra
3. Una misión importante para Tim
4. Malas Noticias en Seattle
5. El Viaje a Suecia
6. Una Misión Imposible
7. La Nueva Familia de Tim
8. De Regreso Bajo Tierra
9. Un Recorrido de Telos y Sus Alrededores
10. Una Reunión Cariñosa y un Nuevo Conocido
11. Un Viaje Fascinante
12. ¡Un Dragón de Verdad!
13. Nancy y Ellie Vuelven a Casa
14. Conociendo a San Germain
15. Edificios Mágicos
16. Shamballa — Un Paraíso Dentro de la Tierra
17. Un Encuentro Emocionante con Animales Salvajes
18. La Unión de Amor
19. De Regreso a la Normalidad y a los Turistas en Agartha
20. El Propósito de las Mascotas
21. Comienzan las Lecciones
22. El Templo de Fe y Un Encuentro con Melchizedek
23. Visitando a los Suegros
24. El Cardenal del Vaticano
25. Festividades en Agartha
26. Visitando un Orfanato Agartiano
27. Cómo Cambiará la Tierra
28. Sabiduría India y el Fuego de la Vida
29. El Don de la Vieja Madre Sjaluna
30. Con los Aborígenes
31. El Lugar de Nacimiento de la Humanidad, África
32. Una China Completamente Distinta
33. Otro Encuentro con San Germain
34. La Casa de la Transformación
35. Epílogo de la Autora
1. Salvado por Seres de la Tierra Interna
¿Un escape hacia la eternidad o de la eternidad? Me desperté de mi meditación con esta idea.
Podría haber estado dormida o despierta. A veces es difícil notar la diferencia entre un sueño y la realidad. Sorprendentemente puedes experimentar la realidad mientras duermes. Ahí, las cosas intangibles se vuelven tangibles. Fue un viaje extraño para mí. Y para mí se ha vuelto realidad. Pero puedes dudar de mi historia — hasta que se pueda probar. Yo no tengo pruebas… ¡todavía!
Un joven alto de cabello rubio, alegres ojos azules, rasgos normales y una boca torneada — un joven apuesto, en realidad — se me había apareció mientras estaba meditando. Él empezó a hablar, y en mi cabeza podía escuchar cada palabra que dijo. ¡Estaba asombrada!
“¡Hola Mariana!” dijo. “Mi nombre es Timothy, pero me dicen Tim. Mi apellido es Brooke. Originalmente de Seattle, EE.UU., pero he ‘emigrado,’ y estos días vivo dentro de la Tierra. Probablemente no me creas al principio, pero creo que puedo convencerte. Esa es mi misión. Es momento de que las personas en la superficie de la Tierra sepan que existimos.
“Ahora te voy a contar mi historia.”
* * *
Mi padre era un capitán de navío. Tenía un pequeño buque de carga que hacía su trabajo por la costa entre Seattle y Vancouver, Canadá. Me educaron como un marinero, más que nada contra mi voluntad, aunque mi madre no quería que yo fuese al mar. Ella pensaba que su constante preocupación por mi padre era suficiente.
Mi madre era sueca y mi padre de linaje británico. Por eso soy bilingüe. Ellos se conocieron en un crucero a mediados del siglo XX. Después vine yo y luego mi hermana. Ya los tres están muertos, pero yo sobreviví un naufragio cuando tenía diecinueve años. A pesar de las lágrimas y súplicas de mi madre de que no me fuese al mar, para ese entonces yo era el primer oficial de cubierta de mi padre, en lugar de quedarme en la secundaria. Mi padre era un hombre firme pero justo, y yo lo amaba.
Una tormenta terrible nos pasó por encima despiadadamente, con olas tan altas como casas. Nuestro pequeño barco ya había estado en tormentas, pero ésta era como un volcán. Estábamos cerca de la costa, la cual era rocosa e inaccesible. Mi padre quería anclar tan cerca de la costa como fuse posible, así que nos dirigimos hacia tierra. Nuestro buque era de madera y era pesado, pero no llegamos muy lejos antes de quedar atrapados en un remolino que levantó el barco y lo lanzó contra el acantilado más cercano. Recuerdo el terrible accidente y el firme rostro de mi padre cerca del mío.
“Te amo, mi niño,” gritó, con lágrimas en los ojos. “Si salimos de esta tormenta, nunca más te obligaré a ir al mar.”
Esas fueron sus últimas palabras. El barco estaba destruido y yo estaba en el mar, aferrándome a un tronco, flotando en las frías olas. Recuerdo haberme desmayado. Mi padre se había ido y los otros cuatro de la tripulación habían desaparecido.
De repente, sentí a un humano cerca y un barco me estaba llevando hacia delante. ¿Era esto la muerte? Estaba acostado en el suelo del barco e intenté levantarme con los codos, pero me volví a caer inmediatamente. Un amigable rostro con rasgos definidos y cabello largo y rubio se inclinó sobre mí, y al principio no pude distinguir si era hombre o mujer. Pronto me di cuenta de que era un hombre.
El barco entró en algún tipo de túnel bien iluminado decorado con pinturas. No pasó mucho tiempo antes de que estuviésemos anclados en un muelle. El hombre de cabello rubio y otro de cabello oscuro me levantaron y me ayudaron hacia la orilla.
“¿Dónde estoy? ¿Dónde está mi padre? ¿Dónde está el resto de la tripulación? ¿Se hundió el buque?” Las preguntas me salieron a la carrera.
“No pudimos salvar a tu padre, ni a la tripulación o el buque. Tú te aferrabas a un tronco, el cual te llevó hacia nosotros. Eso salvó tu vida. Estábamos alerta ante barcos naufragados debido a la tormenta. Ahora estás dentro de la Tierra. ¡Bienvenido!” El hombre hablaba perfecto inglés.
“Soy Mannul Zerpa, y te estoy llevando a nuestro mundo para que descanses.”
Cuando yo era joven, un viejo marinero me contó muchas historias. Una de ellas era sobre un mundo que existía dentro del planeta, y me fascinaba. Claro, yo había pensado que sólo eran cuentos de marineros. Y aun así ahí estaba yo, metido en todo eso, ¡metido en medio de una historia de marineros! Me pellizqué con fuerza para asegurarme de que no estaba soñando. Esto no podía ser verdad — pero lo era.
“¿Cuándo puedo volver a Seattle?” Pregunté.
“Tendrás que retomar eso luego con alguien más. ¡Mira a tu alrededor! Estás caminando en tierra firme.”
La luz era extraña cuando salimos del túnel o hueco en la piedra donde el barco estaba atado — un resplandor en un extraño paisaje veraniego. Me había ido de Seattle una oscura mañana de noviembre, con mucho viento y lloviznando. Había hojas en el suelo y el cielo estaba gris.
Aquí el aire era claro, con un amigable sol radiando sobre nosotros. Gloriosas flores forraban nuestro camino. Había árboles verdes y arbustos por todos lados. Era como una hermosa mañana en un bosque canadiense. Había estado en muchos bosques como ese con mi padre y mi tío cuando estaba más joven, pero de alguna manera éste parecía más disperso y ligero, con más flores.
“Sólo vamos a ir al pueblo donde te vas a quedar,” anunció mi salvador de cabello rubio con una sonrisa. Mi salvador, ¡literalmente!
“Tengo que agradecerte,” tartamudeé. “Salvaste mi vida. Es sólo que estoy tan confundido. ¿Realmente estoy dentro de la Tierra, debajo del suelo, en algún tipo de pueblo en un área agrícola?”
“Te enterarás de más cosas cuando lleguemos,” me informó Mannul. “He salvado a muchas personas de ahogarse. Tu barco no es el primero en hundirse fuera de estas montañas. Pero el mar ahí afuera es lo único peligroso, el mar que pertenece a la Tierra externa. Aquí adentro es tranquilo y siempre es verano.”
Y tuve que arreglármelas con eso.
Caminamos por el paisaje más hermoso que he visto, antes de llegar a un pueblo con edificios altos y redondos. Parecían extrañamente luminosos, probablemente por las piedras con las que estaban hechos. Podía escuchar aves cantando en los exuberantes árboles, y vi ardillas y una liebre pequeña que reptó tras un montón de grama. Era como la Tierra de afuera, pero aun así muy distinto, era demasiado perfecto, ¡como una película!
Las casas rodeaban lo que parecía ser un pequeño mercado, con un pozo en el centro. Entramos en una de las casas. Un pasillo con techo abovedado guiaba a una sala semicircular con ventanales desde el piso al techo. Los muebles en la habitación eran lo que yo consideraría moderno — sillas y mesas cómodas y hermosamente diseñadas, aunque eran distintas a los muebles de la Tierra. Todo resplandecía, como si los muebles en sí y las paredes circundantes estuviesen vivos. ¡Y el techo!
¡No existía! Estaba abierto arriba, con luz solar filtrándose suavemente a través de hojas y ramas entretejidas.
Mannul hizo un gesto para que me sentara en un sofá cerca de una de las ventanas sin vidrio, donde podía ver la increíble vista de afuera. El amigable hombre rubio desapareció después de colocar una taza de té frente a mí. Dijo que volvería pronto. Me dijo que terminara de beber antes de que volviera.
Probé la bebida. Estaba deliciosa, como un vino pálido con un ligero sabor a miel. El primer trago pasó por mi cuerpo como una flecha de fuego, y recuperé la consciencia de una vez. Menos mal, pensé, ¡estaré borracho! Pero no lo estaba, incluso después de beberlo todo. Sin embargo, sí experimenté una intensa claridad en mis pensamientos y un gran bienestar.
Cuando Mannul regresó, no estaba solo. Con él estaba un hombre que medía al menos dos metros de alto. Tenía cabello marrón largo y reluciente, y estaba bien afeitado y elegante. Sus enormes y hermosos ojos estaban en un rostro juvenil, ¡aunque tuve la sensación de que era más viejo que el tiempo! Me levanté educadamente e hice una reverencia, me brindó una sonrisa amigable y me abrazó.
“Bienvenido al país de las maravillas bajo tierra, Timothy,” dijo. “Sé cómo llegaste aquí y ahora te diré dónde estás.”
“¿Eres un Sabio Maestro?” interrumpí, “He escuchado que esas personas existen dentro de la Tierra.” El hombre se rio con entusiasmo.
“Hay sabiduría en todos lados, joven,” respondió. “El hombre que se cree sabio es estúpido. La estupidez siempre intenta confundir a la sabiduría. Pero si estás buscando sabiduría, sólo tienes que mirar a tu alrededor con cuidado. La naturaleza está llena de sabiduría que los habitantes de la superficie están esforzándose por destruir.”
“Entonces, ¿quién eres tú?” Pregunté, tan curioso como siempre.
“Mi nombre es Dariel. No tienes que saber más que eso por ahora. Soy uno de los nueve en el Comité de aquí. Te damos la bienvenida y nos preguntamos sin querrías quedarte un par de días como un invitado de honor de la superficie.”
Hice otra reverencia y acepté la invitación. No le dices que no a una invitación como esa.
“¿Después me ayudarás a regresar a casa?” pregunté. “Mi mamá seguramente está preocupada de que me ahogué como el resto de ellos.”
“Sí, te ayudaremos a volver a casa, si todavía quieres ir.” Dariel me miró entusiasmado por un largo tiempo. “No forzamos a nadie a quedarse aquí, pero pocos regresan a casa, y a los que lo hacen nunca les creen cuando les cuentan a las personas sobre nosotros.
“Éste es un lugar agradable para vivir. No peleamos por el dinero, y la mayoría de nuestras necesidades están resueltas. Hacemos seguimiento de la superficie y las personas ahí. Sabemos que su supuesto desarrollo sólo ha traído desastres. Todo es más fácil aquí. Te va a encantar.”
Dariel se encorvó y tomó mis manos. Me miró directamente a los ojos y me llené de una paz interna indescriptible. Todavía estaba profundamente afligido por mi padre y extrañaba a mi mamá y a Littl’un, mi hermana. Pero rápidamente el dolor y la añoranza disminuyeron, y yo quería aprender más sobre este país tan peculiar en el que estaba. Era como si el ala de un ángel me hubiese acariciado suavemente, dejándome feliz y en paz. En la distancia estaba sonando una música suave, para nada como la música moderna de sobre la tierra, era más como Mozart o alguno de los viejos Maestros.
“Mannul te hará un recorrido de nuestras fronteras, empezando dentro de unos días. Primero vas a visitar Telos, que es donde llegan los habitantes de la superficie si caen en nuestro mundo.
“Timothy, soy tu amigo. Por favor llámame si tienes preguntas o necesitas ayuda de cualquier tipo. Nos volveremos a ver cuando sea el momento.”
2. Agartha – Un Paraíso Dentro de la Tierra
“¡Un país donde no existe la tristeza!” exclamé, mientras Mannul me guiaba por el pueblo que estaba organizado como una sonrisa gigante. Mannul también sonrió.
“Tienes razón,” respondió. “Pero la mayoría de las personas que viven aquí son personas ordinarias como tú y yo. Hay tristeza, pero aquí se trata diferente. Ustedes dejan que los domine, pero nosotros tomamos el control de la tristeza y los contratiempos. Cuando necesitas ayuda hay manos amigas que ofrecen ayuda — sea física o psicológica. “En la superficie, todavía no han descubierto la alegría de ayudarse mutuamente. Sus pensamientos están en el dinero. La ayuda cuesta dinero, y no todos pueden costeárselo. Pero Tim, todo el mundo tiene corazón, y eso no cuesta nada. Sólo tienes que escucharlo. Tu corazón te da buen consejo, pero tienes que hablar el mismo idioma. La experiencia y la comprensión te ayudarán.”
No sé lo que pasó después; ¡todo pasó tan rápido! Mannul tomó mi mano y me sentí como un niño de siete años inquieto y ansioso, saliendo para el colegio por primera vez. No tuve mucho tiempo para ver el paisaje por el que pasamos rápidamente. En un punto parecía haber agua debajo de mí, y gansos (como se conocían en casa) pequeños y blancos meciéndose en el agua azul oscuro. Después había arena en playas doradas, y finalmente grama de un verde esmeralda. Al fin, con un ligero golpe seco, llegamos a tierra.
“¡Mira a tu alrededor!” estalló Mannul.
Lo hice. Si Mannul no hubiese estado agarrando mi mano, probablemente me hubiese desmayado, pero realmente había una causa para mi confusión. El aire y los agradables alrededores estaban vivos – no con un respirar pacífico y eterno, sino completamente tangible, vivaz y casi salvaje. Cada arbusto, árbol y flor producía ruido, casi en una cacofonía. Pequeñas figuras navegaban de un lado a otro y dando vueltas. Serpenteaba su camino entre las plantas y sobre las plantas y dentro de ellas.
El campo veraniego estaba vivo en más de una manera.
Había elementales y personas reunidas aquí. Podía ver personas — adultos y niños — y podía escuchar una música emocionante. Todos estaban bailando.
“¿Están bailando en plena mañana?” pregunté, ligeramente impactado ante tal entusiasmo tan temprano en el día.
“¡Por supuesto!” respondió mi guía, mirándome como si yo fuese raro. “Cuando alguien quiere bailar en el trabajo, organizamos un baile y cantamos.”
“En tal caso, ¿se termina de hacer algo alguna vez?” me atreví a preguntar.
“Más de lo que terminaríamos si no bailáramos,” fue la respuesta. Suspiré. Éste era otro país, y yo debía estar abierto a nuevas ideas. Todos los países tienen sus propias costumbres, y esto era tan cierto dentro del planeta como afuera. Había diferencias enormes.
Estuvimos un rato de pie, viendo el baile. Era como un baile de folk, la verdad, aunque solo he visto el baile folk canadiense y sueco, así que no digo ser un experto. Los músicos bailaban mientras tocaban, y sus violines y otros instrumentos que no reconocí sonaban como música folk de Dalarna, Suecia, donde vive mi abuela. No había visitado a mi abuela en un par de años, pero recordaba lo maravillosa que era Suecia en pleno verano. Esto era similar, pero sin borracheras ni peleas.
Miré a Mannul inquisitivo y, riéndose entre dientes, tomó mi mano y nos movió entre los bailarines. Pronto estuve sosteniendo una mano suave y femenina, y mirando a una joven sonriente guiándome. Pero el baile no duró para siempre, a pesar de mis deseos. Mi guía “subterránea” me sacó de ahí.
“¡Tenemos que seguir!” exclamó, riéndose de mi expresión decepcionada. Un paisaje completamente hermoso pasó frente a mis contentos ojos y llegamos a un pueblo. Había menos casas, pero construidas con el mismo estilo: como una colmena, como yo lo llamaba, aunque más redondas que las colmenas y sin techos. Me pregunté si aquí tenían lluvia, tormentas o nieve.
“No,” Mannul leyó mi mente (¡eso también!). “Aquí tenemos un clima perfecto. Tenemos lo que tú llamarías inicio de verano durante todo el año, y prácticamente en plena floración.”
“¿Cómo tienen un clima perfecto cuando nosotros tenemos lluvia, nieve y tormentas en la Tierra?” me pregunté sorprendido.
“¿Nuestro clima no se filtra por alguna parte?” Mannul se rio a carcajadas. No podía entender de qué se reía. Había un banquito cerca e hizo un gesto para que yo me sentara. Así es como explicó el asombroso clima subterráneo:
“Todo tiene que ver con la creencia,” dijo. “Nos sentimos completamente seguros aquí. No hay miedo, preocupación, maldad, envidia o celos. Hemos aprendido a vivir en completa seguridad y creemos en una Fuerza eterna que siempre está aquí para ayudarnos y protegernos. La negatividad altera la atmósfera baja y la estratósfera. Los patrones del clima reflejan los patrones del pensamiento.
“La destrucción de la superficie de la Tierra significa que las fuerzas meteorológicas son destructivas a su vez. A ellas las afecta el ambiente en la Tierra, el cual está lejos de ser armonioso. Hay conflictos religiosos. El dinero y las drogas alimentan la envidia y la sospecha, las cuales destruyen en lugar de construir. Si pesamos lo bueno y lo malo en la Tierra, querido Tim, lo bueno siempre pierde.”
“¡Por el amor de Dios!” exclamé incrédulo. “¿Te refieres a que el clima depende de cómo piensan las personas? Seguro otras fuerzas regulan el clima.” (No podía pensar en nada más que en el National Weather Service — Servicio Nacional del Clima —, pero sentía que eso no era exactamente a lo que me refería en este contexto.)
“Aquí podrías decir que estamos en el regazo de la Tierra,” dijo Mannul, sonriendo. “Esto en sí representa seguridad, porque sus condiciones adversas no pueden penetrar la gruesa corteza entre nosotros. Nosotros honramos, agradecemos y mimamos a la Madre Naturaleza literalmente todos los días, y a cambio ella provee protección y amor. Ustedes los habitantes de la superficie se sentirían mejor si se enfocaran en sus contrapartes en Agartha (el nombre de este mundo interno) y tomaran fuerzas de aquí cuando estén deprimidos o preocupados. Si tan sólo nos pidieran fuerza.”
“No sabemos de ustedes,” respondí cortante. “¿Cómo podemos pedirle ayuda a alguien si no sabemos que existe?”
“Entonces es momento para que nosotros nos acerquemos a las personas en la Tierra,” fue la respuesta. “Pero no queremos incentivar a las personas que siembran las semillas del disentimiento y la discordia. Por eso nos hemos aislado por tanto tiempo. Y, por cierto, ¿qué hay con ese Dios que adoran? Lo adoran en todo el mundo con una gran suntuosidad. Le rezan, combaten guerras en su nombre, discuten sobre él y echan toda la culpa a sus pies. ¿Qué tipo de religión es esa? Pueden pensar que es lógico, pero nosotros no. Es por eso que sería difícil permitir que las personas de la Tierra vengan aquí, a menos que sean escogidas especialmente, o sean personas que lleguen como tú lo hiciste.” “Quiero volver a la superficie y decirles a todos sobre ustedes,” dije.
Mannul solo asintió, y me ayudó a levantarme del banquito.
No podía ver mucha gente en este pueblo. Había niños jugando igual que los niños juegan en la superficie. Había areneros y columpios, y adultos que los cuidaban.
Había piscinas donde los niños estaban nadando. Las piscinas eran maravillosas, con toboganes que los niños aman. Una vegetación frondosa rodeaba laderas de arena donde los niños podían deslizarse hacia el agua. Había escalones de piedra serpenteantes para correr de arriba a abajo, y más a los lados. Los niños parecían vivir en una tierra de cuentos de hadas.
“Hay varios niños aquí…” empecé. Me pregunté cómo habían llegado a aquí, pero no me atrevía a preguntar. Mannul estalló en carcajadas, ya me estaba acostumbrando.
“¡Escúchame, jovencito!” resopló descontroladamente antes de continuar. “¿Necesitas lecciones de sexo? Aquí es exactamente lo mismo que en la superficie. Pero aquí lo llamamos Amor, lo cual es raro allá. Allá el sexo es depravado. Aquí es algo positivo que respetamos. No tenemos matrimonios aquí, sino una ‘unión’ de cuerpo y alma. Y una unión siempre es una buena excusa para una fiesta.”
“¿Infidelidad, errores, indiscreciones, divorcios…?” continué.
La risa borboteó de Mannul mientras respondía, “Te equivocas de nuevo, hijo. Esas palabras no existen en nuestro vocabulario. Allá arriba viven como si fuesen sólo cuerpos. Nosotros somos almas con un nivel de consciencia mucho más alto. Pero nos divertimos tanto como ustedes – la diferencia es que nos quedamos juntos durante toda nuestra vida.”
“Durante cientos de años,” me reí entre dientes. “Realmente tendrían tiempo de cansarse el uno del otro. Tienes que intentar cosas distintas… incluso con el sexo, ¿verdad?”
“No veo por qué.” Mannul realmente no parecía entender. “De cualquier manera, aquí el Amor no funciona así. Vamos, sigamos. Vamos a un tipo de simposio que tendrán bajo el Monte Shasta en Telos. Estarán discutiendo sobre los habitantes de la superficie, así que quiero que vengas conmigo.”
Estaba lleno de curiosidad. Tal vez podría alcanzar la superficie de la Tierra desde ahí. Aun así, el Monte Shasta estaba en California, y yo quería llegar a casa en Seattle. Habría vuelos, pero no tenía dinero. Dije eso.
“No te preocupes, hijo. Lo resolveremos. Si quieres ir a casa y los demás están de acuerdo, encontraremos dinero para el viaje. Hagamos una cosa a la vez.”
Pensé en la increíblemente bonita chica con la que había bailado, y consideré quedarme. Mannul leyó mis pensamientos fácilmente, pero sólo me miró de reojo y sonrió.
“Su nombre es Sisilla,” dijo.
3. Una misión importante para Tim
El resto del viaje fue en aerodeslizador, como lo llaman, y fue el doble de rápido. No tuve mucho tiempo de ver mi entorno, solo vistazos de montañas, bosques y lagos que pasaron volando — o que pasamos volando. Fue más divertido que volar en avión. Aterrizamos salpicando en el canal. No con un golpe pesado, sino gentilmente, como un bailarín en el Lago de los Cisnes.
Aquí, finalmente, había una casa que parecía una casa. Era baja y alargada, construida redonda de manera, pero aquí tampoco podía ver un techo. Era de un rosado brillante — inusual para una casa. Alrededor de ella había grupos de flores hermosamente arregladas, en todos los colores imaginables.
“Esto es lo que tú llamarías el Ayuntamiento. Nosotros lo llamamos la Casa de Reuniones. A veces tenemos reuniones para planear y organizar ayuda. Aquí es donde puedes pedir ayuda para llegar a casa.”
Entramos. Estaba abrumado por la belleza que encontré adentro del edificio. Las paredes estaban pintadas con imágenes naturales agradables, y entre las losas en el piso crecían plantas verdes pequeñas con flores blancas y amarillas. Había formas humanas altas, elegantes y atractivas moviéndose por todos lados.
Subimos una escalera en espiral en el centro de la habitación. El edificio no tenía techo, y el piso de arriba constaba de un tipo de plataforma suspendida. No se movía, lo cual me hubiese mareado. Mannul sonrió, tomó mi brazo y me guio a una habitación grande, airosa y aparentemente flotante. Había nueve personas ahí, hombres y mujeres. Estaban sentados en un anillo de sillas cómodas, cada una con una pequeña mesa verde frente a ellos. Había flores por todas partes. Las paredes eran de ramas entretejidas, algunas con flores preciosas.
Cuando nos vieron, alguien trajo dos sillas y nos invitaron a sentarnos. Menos mal, porque para ese entonces mis piernas estaban como gelatina. Me percaté de una persona venerable sentada en el centro, sus ojos azules enfocados en mí. Su cabello y barba eran largos y blancos, aunque su rostro no tenía arrugas, y se veía joven y feliz. Alzó su mano en un saludo y yo hice lo mismo.
“Bienvenido, joven de la superficie de la Tierra,” dijo en una voz clara, en inglés. “Soy Arniel, líder del simposio. Esperamos que estés feliz y te quedes con nosotros.”
“Estoy asombrado y encantado con todo lo que he visto,” respondí. “Sin embargo, extraño a mi mamá y a mi hermana, y me gustaría ir a casa a visitarlas primero. Después de eso, me gustaría volver para siempre.”
“Tu deseo será concedido,” dijo Arniel. “Hay una condición. Queremos que las personas de la superficie sepan que estamos aquí. Puedes volver, pero primero debes esparcir el mensaje de nuestra existencia.”
“Ellos nunca me creerán,” murmuré, pero Arniel levantó su mano.
“No te rindas, sin importar lo que piensen. Si encuentras dificultades, iremos a rescatarte. Es momento de decirles a las personas de la superficie que estamos aquí y no están solos. No tenemos ningún deseo de participar en su contaminación y su demás miseria. Por favor haz hincapié en eso. Si ellos siguen, causarán su propia aniquilación, extinción total. Esto no afectará al planeta en sí, solo a las personas. Será serio y pasará pronto.”
“¿No nos podemos salvar?” me pregunté aterrado.
“Eso esperamos. Estamos trabajando en ayudar a la Tierra, ya que de cualquier otra manera nosotros también nos veríamos afectados. Debes ser nuestro mensajero, Timothy.”
“Haré lo mejor que pueda,” tartamudeé.
El grandioso Superior me entregó un silbato pequeño. “Si estás en problemas, sopla esto. No escucharás nada, pero la señal nos alcanzará a la velocidad del pensamiento. No lo pierdas.”
Hice una reverencia y les agradecí una y otra vez hasta que Arniel, riéndose, me detuvo con su mano. “No te preocupes por dinero, hijo mío. Mannul te dará bastante. Podrías necesitar quedarte un buen rato. Te llevará hasta el portal en el Monte Shasta.”
Mannul haló mi manga y yo hice una reverencia un poco más rápido esta vez. No tuve tiempo de ver quiénes eran los otros en las mesas verdes, pero estoy seguro de que no los conocía. Me sentía muy aturdido.
“Necesitarás ropa apropiada,” dijo Mannul, mirando mi delgada franela blanca y pantalones azules apretados. Me sacó deprisa del edificio, por un callejón angosto, directo a una sastrería. No pudo haber sido otra cosa; había ropa colgando por todos lados. Un hombre salió del interior y saludó a Mannul amigablemente.
“Tráele algo de ropa agradable al muchacho,” dijo mi guía. “Dale una bolsa llena con todo lo que necesitará para una visita a la Tierra. Y una de esas billeteras que usan en la superficie. Pondré dinero en ella para él.”
“¿Iré a California de una vez?” pregunté.
“Sí. Hay vuelos regulares a Seattle desde ahí.”
“¿Y qué tal si quiero volver?”
“Nos ocuparemos de eso cuando llegue el momento. Hagamos una cosa a la vez. El sastre te vestirá primero. Te esperaré aquí.”
Volví con mi guía usando vaqueros, un suéter azul pálido y una chaqueta azul marino, y me sentí un poco incómodo viendo la toga hasta los tobillos de Mannul. Al mismo tiempo, me sentí genial, e increíblemente complacido de ir a casa con mis seres queridos cercanos. Mannul me entregó una billetera abultada. Incluía mi pasaporte. No tengo ni idea de cómo lo había conseguido.
“Es un pasaporte nuevo que hicimos al estilo de la superficie. ¿No crees que sabemos lo que necesitas para evitar el brazo de la ley?”
Bueno, obviamente, es sólo que yo no había llegado tan lejos. Pisoteé detrás de Mannul, mi bolso era un peso seguro en mi espalda. Serpenteamos por el pintoresco pueblo de Telos y alcanzamos un túnel. Ahí había algunos vehículos pequeños, y Mannul y yo nos montamos en uno de ellos. Él presionó algunos botones y arrancó de inmediato.
“No te rindas, sin importar lo desagradable que sean las personas,” advirtió. “Y si contra todo pronóstico conoces a una chica de la Tierra, cuéntale sobre nosotros. Ella sólo merece venir aquí si te cree.”
“Yo podría querer quedarme en casa,” respondí. “Mi madre podría necesitar ayuda. Estará viviendo con la pensión de una viuda, lo que no la llevará lejos.”
“Le pediré guía a las estrellas,” dijo Mannul, dándome una mirada astuta. “Tienes que volver, por lo menos para darle un reporte a Arniel. Si quieres volver a la superficie después de eso, lo discutiremos en ese momento. No creo que eso sea lo que las estrellas tengan reservado para ti.”
“¿Qué estrellas?” pregunté, mirando por el túnel. Sólo había una luz débil e intermitente de una o dos linternas. Pero Mannul sólo se rio y el túnel se hizo más claro.
El carro se detuvo frente a una larga escalera. Le di un abrazo a mi amable compañero y empecé a subir las escaleras, mis pasos se aceleraban a medida que subía. Finalmente, estuve de pie en una plataforma y una puerta de hierro se abrió hacia lo que yo conocía como la Vida en ese momento. Lentamente caminé hacia afuera en la lluvia y el viento en la gran ladera de la montaña. El Monte Shasta atestiguaba a otro pequeño humano dejando su oscura acogida y tantear su camino en lo que se conoce como realidad.
4. Malas Noticias en Seattle
No recuerdo bajar el Monte Shasta, pero al pie de la montaña había un pequeño pueblo, completo con moteles y tiendas. Viajé desde ahí en autobuses y taxis al aeropuerto más cercano y pronto estuve sentado en un cómodo asiento en un vuelo a Seattle.
Estaba pensando en mi madre y mi hermana, y una lágrima furtiva cayó por mi mejilla cuando la aeromoza llegó con el carrito de las bebidas. Recordaba a mi mamá como una mujer bastante alta y hermosa, de cabello rubio enrulado con algunas hebras grises enmarcando un rostro liso y sonrosado, con ojos como violetas. Mi querida madre no sólo era atractiva, ¡sino también sensible, cálida y cariñosa!
Y la pelirroja y traviesa Littl’un, una hermana pequeña de la que estar orgulloso, pero quien todavía necesitaba la protección de un hermano mayor. Siempre estaba demasiado dispuesta a meterse en líos tontos con sus amigos. Cuando me fui de casa, ella tenía diecisiete años, y era preocupantemente popular entre los chicos. Mi familia era todo para mí y los extrañaba intensamente.
Mientras más cerca estaba de casa, más me preocupaba. Por supuesto, estaba llegando con una billetera bien llena, lo cual tendría que explicar. Estaba bien vestido y mucho más sabio que cuando había salido. Pero tú no ganas dinero en altamar. Bueno, sólo tendría que inventarme algún cuento antes de atreverme a decirles la verdad. Luego recordé que estaba aquí para contar la verdad y, suspirando, me terminé de comer la generosa cantidad de comida servida en el avión. Para mi alivio, no era carne de res, sino pollo cortado muy fino con muchos vegetales. Después de una dieta vegetariana, tu estómago reacciona con lo que nosotros llamamos comida normal, especialmente la carne. Conocía bastante el aeropuerto de Seattle. Seattle está en la costa, y nuestra casa está cerca del gran puerto donde están anclados los grandes buques de carga. Nuestra casa, como muchas en el área, tenía su propio muelle. Mientras me bajaba del taxi del aeropuerto, estaba silbando la melodía más alegre que me sabía. ¡Qué sensación tan genial! Estaba de vuelta en mi amado hogar de la infancia.
Toqué el timbre. Besé la manilla de la puerta y volví a tocar. Toqué con el código especial que usábamos mi hermana y yo. Nadie respondió. Mi madre y Littl’un no estaban, y yo no tenía llave. Luego escuché la voz de una mujer que reconocí. Era la amable vecina, conocida como Big Tillie. Me volteé y ahí estaba.
“¿Realmente es Timothy Brooke? ¿No te habías ahogado? ¿Eres un fantasma?”
“Estoy vivo y coleando. No me ahogué, pero lo demás sí. No he tenido oportunidad de contactar a mi familia. ¿Sabes dónde están?”
Pensé que Tillie se iba a desmayar, y puse mi brazo sobre sus hombros para poyarla. Ella rompió en llanto.
“Has estado fuera durante tres años,” resopló. “Tu madre y tu hermana están muertas. Tu hermana se casó en secreto justo antes de que llegaran las terribles noticias. Murió dando a luz seis meses después de su boda. Tu madre se enfermó después de escuchar sobre el naufragio y murió unos meses después. Creo que se murió de tristeza, después de perder a toda su familia. La casa ha estado en venta por mucho tiempo, pero no se ha vendido, así que asumo que es tuya. Tu cuñado, Bertie, de mudó a Vancouver. Creo que se volvió a casar.
“Tengo la dirección del abogado de tu madre. Tienes que revisar si tu madre dejó un testamento. Entra y te haré un poco de té para fortalecerte. Te puedes quedar aquí hasta que te las arregles.”
Me fui con la amable vieja Tillie. Una mano fría me apretujó el corazón. No me quedaba familia. Sólo estaba yo. Era la persona más solitaria en el mundo. Me hundí en el sofá de Tillie y lloré. Esta vez no eran lágrimas de felicidad. Me sentía mal por mí mismo, aunque sabía que no ayudaría, y estaba abrumado por la pena. Todavía tenía una misión difícil que llevar a cabo, a pesar de estas malas noticias.
Tillie fue de mucha ayuda. Llamó al abogado de una vez, y tomé un taxi para buscar las llaves de la casa. No había podido vender la casa sin probar que no había nadie para heredarla. El abogado no había estado apresurado investigando. Parecía aliviado de que yo había aparecido y de que Tillie podía responder por mí. Así que tenía un techo sobre mi cabeza.
Se sentía raro entrar en la casa vacía. Mi viejo cuarto estaba empolvado y desordenado, justo como lo había dejado. El cuarto de Littl’un había cambiado. Había cosas de bebé en él, incluyendo una cuna — probablemente nuestra vieja cuna. En la mesa estaba un cárdigan de bebé sin terminar, probablemente hecho por mi madre.
Me senté en la acogedora sala con su gran chimenea abierta y me pregunté sobre lo que debía hacer. ¿Debería vender la casa o conservarla como algún tipo de santuario? Decidí quedármela por ahora, hasta que comenzó mi viaje. Encendí el fuego, me senté en el sillón de Papá y dormí.
Tillie y su esposo eran geniales. Harry, a quien conocía de la infancia como bastante taciturno y malhumorado, estaba casi demasiado amigable, dándome palmadas en la espalda y la bienvenida. Harry y Tillie eran dueños de una pescadería cercana que era un excelente comercio, como siempre lo había sido. Eran adinerados.
Tillie decidió que yo no podía cocinar para mí mismo, y llegaba regularmente con comidas deliciosas para mí. Si era carne de res o cerdo, me veía forzado a botarlo. Después de los años (que para mí se sintieron como unos días) en Telos con comida vegetariana sencilla, ya no podía comer carne.
Un día, después de poco tiempo, el cual estaba contando como algún tipo de vacaciones, visitando las tumbas de la familia y caminando cerca de campos y bosques, estaba sentado hablando conmigo mismo en la cocina. “¡Si tan sólo supiera por dónde comenzar!” suspiré.
Tillie, quien estaba lavando en el fregadero en la habitación de al lado, me interrumpió de inmediato. “¿Qué hay sobre tus viejos amigos?” dijo en voz alta. “¡Ya sé! Llamaré al periódico local y les diré que volviste de la muerte. Mmm, ¡‘resucitado de entre los muertos’ hasta suena mejor!”
“Sí, pero las personas que aparezcan probablemente serán las que menos quiero ver,” protesté. “Hay algunos que preferirían que me hubiese ahogado, y sé exactamente quiénes son.”
Les conté a Tillie y a Harry sobre Telos. Su reacción a la historia fue muy simple. Harry se rio con entusiasmo, me dio una palmada en la espalda y exclamó, “¡Te inventas unos cuentos tan buenos como tu padre, hijo mío!” Tillie no hizo ningún comentario sobre mi historia, sino que me dijo lo mucho que mi madre me había extrañado y llorado sobre el naufragio. Escuchar esto no me hizo sentir bien exactamente. Pero Tillie tenía razón. Llamé al periódico y no pasó mucho tiempo antes de que apareciera una reportera. Había planeado decirle la verdad a la reportera, una mujer de mediana edad de cabello castaño y corto.
Escuchó cuidadosamente, tomó numerosas notas y preguntó sobre mi infancia. Eso me hizo sospechar, pero seguí contándole sobre Telos.
Imagínate mi sorpresa y consternación cuando el artículo apareció un par de días después junto a una gran foto mía con el mar de fondo. La historia de mi infancia era prácticamente como le había contado, pero justificó que mi visita al interior de la tierra fue causada por una conmoción cerebral que había tenido cuando el barco se hundió y me golpeé la cabeza con un tronco. Esto pasó principalmente porque ella no quería distanciar a sus lectores. Era un artículo horrible, pero cumplió su propósito.
El mismo día de mi honrada aparición en el periódico hubo llamadas. Estaba encantado con una de ellas. Mi mejor amigo del colegio, Matthew, quería reunirse tan pronto fuse posible. Todavía estaba en Seattle. Era un dentista, y me invitó a cenar con su familia. Estaba casado y tenía una hija pequeña. Me apresuré a su casa apenas tuve una oportunidad.
Matt y yo nos abrazamos. Era tan alto como yo, pero más robusto, y su cabello rojo tenía entradas. Su cabello era la razón por la cual lo llamábamos “Red Matt.” Todavía tenía pecas y sus ojos eran tan grises y vivos como siempre. Su estómago estaba un poco más redondo, insinuando satisfacción.
Su esposa, aunque obviamente estaba embarazada, era tan hermosa como una muñeca, con ojos marrones y cabello castaño rizado. La pequeña niña había heredado el cabello rojo y las pecas de su padre. Ya era atractiva, y más adelante sería hermosa. Mis pensamientos se desviaron a mi revoltosa hermana pelirroja, y suspiré profundamente.
Matt y su familia vivían en una casa bastante grande con un agradable jardín. La abundante lluvia en Seattle caía del cielo pacíficamente, formando charcos en las hojas. Finalmente me sentía
en casa.
“Bueno, ¿dónde has estado en los últimos tres años?” preguntó Matt mientras nos sentábamos en el porche con una bebida. “El artículo del periódico era una completa bobada, ¿verdad? La Tierra no puede ser hueca, aunque nuestro profesor de geografía solía bromear que lo era.”
“¿Podemos hablar de esto después de la cena?” pregunté en respuesta.
“No estoy seguro de que me vayas a creer.”
Justo entonces tuve la misma sensación extraña e inexplicable que había experimentado algunas veces desde que volví a casa. Era como un calor intenso que ardía por mi cuerpo, y luces parpadeando ante mis ojos. Sabía que era Mannul enviando su energía. Ya que cuando nos despedimos en el portal en el Monte Shasta, me había sentido abrumado con esta sensación.
“¡Tu cabeza está iluminada!” exclamó la voz de la pequeña Elinor. La hija de Matt estaba de pie a mi lado, mirando mi cabeza con interés. Tenía cuatro años. Matt se había casado antes de que se hundiera nuestro barco.
“¡Vengan a comer! ¡Está listo!” Era Nancy, la esposa de Matt, llamándonos.
Tomé la mano de Elinor y seguí a Matt hasta el comedor. “Creo que debió haber sido una lámpara en el porche brillando detrás de mi cabeza, Caperucita Roja,” le susurré a la niña, quien juntó sus labios y sacudió su cabeza.
“Hay un hombre alto detrás de ti,” continuó la inigualable niña. “Dice que es tu amigo, pero no me quiere decir su nombre. Eres sueco, ¿verdad?”
“Sí, soy mitad sueco y mitad de aquí.” sonreí, contento de cambiar el tema. La hija de Matt obviamente era clarividente. Planeé decírselo después de la cena. Él no debería permitirle que asuste por ello; era un don. Era un don raro y maravilloso, que fácilmente podía convertirse en una molestia.
Nancy era una buena cocinera, comimos un plato de pescado delicioso y luego un pudín de limón que se derretía en tu boca como nubes. Cuando estábamos sentados en la sala y había llevado a su hija pequeña arriba para acostarla, Matt preguntó, “¿Le dijiste a tu abuela que estás vivo?”
Me puse nervioso. ¡Mi adorada abuela! ¿Cómo pude haberme olvidado de ella? ¡Había estado en casa durante casi una semana! Mi abuela vivía en Suecia, en Dalarna, en un pueblo llamado Floda. Era una viejita asombrosa, en sus 70 años, siempre interesada en lo sobrenatural, quien leía la fortuna con cartas y cosas así.
“¡Hazlo mañana a primera hora!” urgió Matt, viendo mi confusión. “Sé que has visto algunas cosas raras, pero pareces estar lo suficientemente bien, no te ves enfermo o demacrado. Las experiencias inusuales pueden ser confusas y pueden volverte olvidadizo. ¡Dime si no!”
“Iré a verla,” dije seriamente. “A mi abuela, me refiero. Ella me creerá. Te voy a contar mi historia y dejaré que decidas qué creer. Pero estoy absolutamente en mi sano juicio y en buena forma.”
Le conté a Matt mi historia. Matt recargó nuestro café con brandy, pero no dijo una palabra. Sus ojos grises se abrieron como platos y me recordaron de cuando éramos niños haciendo alguna broma prohibida. No dejé por fuera ningún detalle de Telos. Ya casi había terminado cuando Nancy se sentó con nosotros. Entonces me callé, mirando a mi viejo amigo de modo suplicante.
“Bueno, ¿qué piensas?” pregunte. Matt se rascó su cabello rojo y sonrió.
“Te creo, Tim,” dijo después de una pausa, mientras que Nancy nos miraba inquisitivamente a los dos. “Te creo, con reservas. Mañana es domingo. Iré cerca de las 10 en punto y podemos ir a caminar y hablar de esto.”
Customer reviews, Amazon.es:
Carlos Moreno Viera
5,0 de 5 estrellas
Muy interesante
Me gusta mucho este tema y esta obra me deleito mi imaginación.
Adilen
5,0 de 5 estrellas
Somos seres humanos bien inteligentes y todo es posible.
Es un libro bien interesante y si les gusta este tipo de tema este es el libro que tiene mucha informacion que le da a la persona en que pensar y analizar los pro y los contra. Todo es facil de entender y usando un poco de imaginacion pueden visualizar el mundo fantastico de Agartha en el centro de nuestro planeta Tierra. No estamos solos y nunca hemos estado solos. Siempre nos estan ayudando de una forma o de otra….
Emilio Alvarado Millán
5,0 de 5 estrellas
🤯Alucinante
Éste libro es fantástico por el mensaje, pareciera una novela de Ciencia Ficción y te envuelve desde el principio, te obliga a querer leer más y más de nuestro amable protagonista. Novela o realidad cada quién sacará sus conclusiones. Recomendado al 100%.
Ana M,A,
5,0 de 5 estrellas
Beyond my expectations!
Highly recommended! Fantastic book. It is up to you to believe it or not.
Rudy
5,0 de 5 estrellas
Gracias
Excellent.
elena
5,0 de 5 estrellas
precioso
Para entender lo que nos espera en el más allá y las diferentes dimensiones.
Eliana
5,0 de 5 estrellas
Lleno de mucha información y del despertar colectivo!
Un libro que hace abrir tu mente y tu corazón, un libro donde recalca todo lo positivo que tenemos como humanos y como Mundo! Está en ti creer o no.. pero cuando termines el libro te aseguro que cuestionarás muchas cosas que ves a tu alrededor! Disfrútenlo.
Vor Deen
5,0 de 5 estrellas
Divulga información “tabú”…
El tema.
k0B0z
5,0 de 5 estrellas
Asombroso!!!
Me gustan este tipo de libros, los he leído desde joven, te dejan al descubierto cosas tan sutiles que pasamos muy desapercibido en este mundo tan rápido y tan ocupado. A una persona le ha parecido esto útil.
Cliente de Kindle
5,0 de 5 estrellas
Realidad o Ficción
Hermosa Ficción o Realidad, pues hoy en día no es posible saber que es realidad y que es ficción, aunque eso no es realmente importante, lo importante es saber que pronto despertaremos y comenzaremos a transformarnos y a transformar todo a nuestro alrededor.